Plataforma Nacional

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La educación superior en Colombia, ha atravesado por diferentes cambios que se han generado en la Universidad colombiana por vía de las diferentes reformas a las políticas educativas. En la actualidad, escuchamos constantemente hablar sobre las reformas académicas, administrativas y financieras en las universidades públicas, y de los efectos que tienen sobre las dinámicas y las prácticas de las instituciones de educación superior, sin embargo ha quedado pendiente discutir sobre el significado de la reformas y sus campos de intervención, es así como la Universidad se viene configurando desde los siguientes postulados:

La educación es una empresa.
Privatización de la educación.
Subsidio de la demanda.
Competencias educativas – educación para el trabajo.
La educación debe estar ligada a las necesidades del mercado.
Flexibilización de los contenidos de los planes de estudio y currículum.
Educación para toda la vida.

La política de revolución educativa del gobierno nacional, naturalmente se inscribe en estos discursos y se propone como objetivos principales: el aumento de la cobertura sin un respaldo financiero adecuado para dicho propósito, en detrimento de la excelencia académica. Los llamados procesos de acreditación en las universidades han propiciado que los cambios en los diferentes planes y proyectos curriculares se inscriban en una lógica economicista y neoliberal, adicionalmente el incremento exagerado la formación técnica y tecnológica que va en detrimento de las carreras profesionales limitando la investigación como motor de la construcción académica de las instituciones educativas.

Dichas reformas actúan en aspectos relacionados con la vida institucional como la administración de las instituciones, la gestión, la organización y sobre los procesos y procedimientos en la planeación; pero a su vez han redefinido las funciones: administrativas, académicas, pedagógicas, curriculares e investigativas.

En la actualidad podemos evidenciar como se le pide a la Universidad cada vez más afianzar la conexión que debe tener con las prácticas sociales, culturales y económicas de la sociedad contemporánea, con el fin de formar sujetos que se ajusten a los requerimientos del mercado laboral. Teniendo en cuenta lo anterior, la reforma tiene efectos también sobre el lugar y la posición que ocupa la Universidad en la sociedad.

En este sentido, la universidad es solo un elemento de la realidad compleja, de la realidad colombiana, que se expresa en profundas problemáticas de tipo político, económico, social, cultural y ambiental, la Universidad y los universitarios nos encontramos de frente con la necesidad de construir un proceso de transformación que resulte coherente con un proyecto de nación distinta que se entiende como parte de la identidad latinoamericana.

Por lo tanto, es fundamental pensarnos la Universidad con una noción que trasciende las esferas de la financiación para hablar de proyecto educativo nacional en la perspectiva de la construcción de una Universidad para la democracia. La Universidad es una construcción de la sociedad en general, que es la encargada de defenderla, para eso la Universidad tiene que avanzar en ganar espacios de legitimación ante la sociedad, es por esto que desde la generación de conocimiento, como labor inherente de su quehacer, la Universidad ha de comprometerse con la formación de hombres y mujeres libres, que no sean tratados como simple capital humano, capaces de asumir ese nuevo proyecto que desde ya se construye. A la vez, el papel de la Universidad ha de comprenderse en función de posibilitar las condiciones necesarias para el desarrollo del país, ya que la formación para la transformación pasa por la capacidad de garantizar las condiciones materiales, desde la generación de procesos de producción diferenciados de los actuales regidos por criterios eficientistas sometidas a la lógica de mercado. Entendemos que lo anterior, es base para la apertura democrática del país.

Con base en lo anterior, se reafirma que la elaboración programática se encuentra al centro del proceso de unidad del movimiento estudiantil, en la medida en que nos permite ubicar un hacia donde, un elemento guía en la consecución del objetivo común de lograr una Universidad para la transformación y la plataforma sobre la Universidad que nos proponemos construir.

Parte de la construcción de ese nuevo proyecto de nación es entender las bases y componentes esenciales del conflicto que enfrenta Colombia, los estudiantes universitarios reafirmamos nuestro compromiso con la paz entendida como solución política, de las problemáticas de orden social, económico y cultural.

La Universidad no puede entenderse como proceso aislado de la dinámica general educativa del país, por lo tanto, cualquier propuesta elaborada desde la Universidad, debe contemplar los niveles de educación básica y media y avanzar hacia la articulación de un gran movimiento por la defensa y construcción de un proyecto educativo nacional.

Se estructuran cinco ejes gruesos desde los que parte la discusión, cada uno de ellos guarda relación con la concepción general de una Universidad coherente con el desarrollo y necesidades de transformación del país y al mismo tiempo sugiere elementos de agitación y movilización desde la construcción del pliego. La consigna general es por la defensa y construcción una Universidad para la democracia.

 
1. PRODUCCIÓN ACADÉMICA, FUNCIÓN Y PERTINENCIA DE LA UNIVERSIDAD

El papel central de la Universidad gira en torno a la generación y reproducción del conocimiento que vincule al hombre en función de una vida más humana. Este eje se centra en contestar las preguntas de ¿el conocimiento para quién y para qué? y ¿qué tipo de conocimiento es el que queremos?

1. La Universidad que necesitamos se construye y reconstruye como promotora de un proyecto cultural a partir del debate, entendido como elemento dinamizador del conocimiento que busca la construcción e identificación de elementos propios de lo nacional a partir de generación de diálogos permanentes entre el saber popular y el conocimiento científico y artístico universal.

2. La Universidad que necesitamos hace parte del acumulado cultural y científico de la nación y debe obedecer a sus intereses y necesidades particulares, involucrando los elementos universales del conocimiento. Por lo tanto, no puede ni debe ser controlada por parte de intereses privados (empresas, comisiones gubernamentales, fundaciones) alejados y externos a los intereses de la comunidad educativa y la sociedad en general ante la cual la universidad debe legitimarse.

3. La Universidad que necesitamos debe tener autonomía para definir sus criterios académicos, curriculares y pedagógicos; las condiciones de definición de contenidos deben obedecer al desarrollo de las ciencias y las diversas áreas disciplinares y a su ubicación dentro de un contexto particular como parte del proceso de construcción de conocimiento propio, por lo tanto, los estándares de guía no pueden ser impuestos desde los intereses del mercado, en su definición debe contar con la participación estamental de la comunidad universitaria, en tanto definición de criterios y desarrollos mismos de la investigación.

4. Los procesos de autoevaluación que se realicen deben ser amplios y democráticos y contemplar como resultado la actualización de plantes docentes, la proyección y mejoras estructurales y pertinentes de los contenidos curriculares y su proyección social de forma autónoma y decisoria.

5. La Universidad que queremos promueve un nuevo modelo educativo basado en una pedagogía critica, fruto de la dialéctica del conocimiento y que transforme la relación maestro - estudiante donde unos enseñan y otros memorizan. las pedagogías implementadas deben ir orientadas a la formación de profesionales con capacidad creadora y transformadora.

6. La investigación, en tendida como parte del papel fundamental de la Universidad, debe pensarse desde la autonomía de su objeto de estudio con independencia crítica y con pertinencia social.

7. La extensión debe responder a las necesidades y demandas concretas de la sociedad.

8. La Universidad debe partir de la promoción del cuidado hacia el equilibrio social y natural como complementariedad por la defensa de la vida en todos sus sentidos.


2. DERECHO A LA EDUCACIÓN PÚBLICA Y ESTATAL

La Universidad tiene la responsabilidad de mirar de frente al país y trazar nuevos rumbos a los conflictos actuales. Su carácter público no reside únicamente en la definición de fuentes de financiación sino básicamente en su papel de constructora de país que privilegia lo colectivo ante los intereses particulares.

1. El conocimiento no se equipara a mercancía, por lo tanto, no debe ser una preocupación de la Universidad la consecución de recursos, debe ser totalmente financiada por el estado que brinde las garantías necesarias de acceso y permanencia (infraestructura, dotación, etc.), entendiendo la educación como un derecho social y fundamental. esta condición debe ser reconocida y respetada por el estado.

2. El acceso a la Universidad no puede condicionarse u obstaculizarse por problemas económicos ó sociales. ningún ciudadano puede quedarse sin educación por algunos de estos motivos. La educación debe ser gratuita bajo la sustentación constitucional como un derecho fundamental de todos los ciudadanos.

3. Rechazo a los proyectos privatizadores de la Universidad a través del traslado de la responsabilidad de financiación del estado a entes privados, de la autofinanciación, generación de recursos propios, descarga de la responsabilidad del estado en el pago de pensiones en las universidades y venta de servicios.

4. La Universidad que necesitamos configura un sistema nacional entre las distintas instituciones de educación superior, basada en criterios de socialización de potencialidades y correspondencias en la construcción de conocimiento, la fusión de entidades educativas no puede obedecer a recortes presupuestales o exigencias del mercado.


3. BIENESTAR Y MEDIO UNIVERSITARIO

El bienestar universitario se contempla como el conjunto de actividades que deben garantizar la equidad social encaminada al desarrollo académico, físico, psicoafectivo, social y humano de cada uno de los miembros de la comunidad universitaria. el bienestar institucional debe favorecer el mejoramiento del nivel y la calidad de vida, mediante programas y proyectos que atiendan diversas dimensiones en las áreas de la cultura, la salud, deporte y recreación, ambiental además de apoyar las actividades relacionadas con la responsabilidad social, el trabajo y la promoción socioeconómica, etc.

1. Una Universidad pensada para aportar al proceso de construcción nacional debe permitir ampliamente el ingreso a la mayoría de la población colombiana a una educación de calidad y extenderse hacia la sociedad promoviendo y apoyando procesos de educación popular.

2. El bienestar debe traducirse en una política integral que contemple el mejoramiento de las condiciones de permanencia de los estudiantes a través de subsidios, servicio médico completo, tarifas diferenciales, comedores y residencias estudiantiles entre otros, que se reconozcan en todas las universidades del país.


3. La Universidad debe garantizar una formación, basada en el desarrollo, corporal, físico, afectivo, académico, curricular, y ético.

4. La Universidad que necesitamos promueve programas concertados e integrales de formación cultural, artística, deportiva y recreativa, con plena disposición y garantías de recursos y espacios.

5. La Universidad que necesitamos dispone de mecanismos reales de articulación e intercambio académico entre instituciones apoyado en una política permanente de solidaridad y trabajo con sectores populares.

6. Una verdadera política de bienestar debe basarse en el conocimiento pormenorizado de la vida y cotidianidad universitarias, identificando necesidades, intereses y deseos reales de la comunidad; no en la construcción de Universidad para ser más competitiva en el mercado.


4. DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN, AUTONOMÍA Y GOBIERNO UNIVERSITARIO

La decisión sobre los rumbos de la Universidad no puede depender de los cambios de turno en los gobiernos ya que esta corresponde a un proyecto de país. Las decisiones deben estar también en manos la comunidad universitaria, de manera que los diferentes estamentos, participen de manera activa y equitativa en la definición de los rumbos de la Universidad.

1. La Universidad que necesitamos cuenta con órganos de gobierno colegiados e interestamentarios, definidos a través de amplios procesos de discusión y decisión de la comunidad universitaria, cuya participación en ellos debe ser de carácter decisorio. La participación en el gobierno universitario de personas ajenas a la dinámica universitaria debe obedecer a la necesidad de correspondencia con el desenvolvimiento social y no a la imposición de criterios de mercado.

2. La Universidad que necesitamos, debe tener la capacidad de definir autónomamente sus planes de desarrollo, su organización y sus proyecciones curriculares según las necesidades del contexto social y de su propia dinámica universitaria. La autonomía universitaria en ningún momento se refiere a la autofinanciación.

3. La Universidad que necesitamos debe promover la conformación de un sistema de universidades públicas que garantice la autonomía, reconozca las particularidades de cada contexto y región, promueva la solidaridad y el intercambio institucional, con reales niveles de incidencia frente a la construcción curricular y que brinde los recursos necesarios al cumplimiento de su función social.


5. LIBERTAD DE PENSAMIENTO, ORGANIZACIÓN Y EXPRESIÓN

1. La Universidad que necesitamos respeta los derechos humanos, las expresiones propias de la juventud de la época, el libre desarrollo personal, la libertad de conciencia, el derecho a la elección libre de la sexualidad, las creencias religiosas, políticas y éticas, las prácticas y construcciones culturales y étnicas. Ninguna de las razones anteriores puede convertirse en elemento de discriminación.

2. La Universidad que necesitamos recoge y respeta diversas formas de organización y expresión estudiantil, validando la acción social como constructora de crítica y realidad. La libertad de pensamiento, expresión, organización y movilización no pueden ser sojuzgadas o limitadas bajo ninguna premisa o argumento. En esta medida la universidad debe garantizar la participación del estudiante en encuentros estudiantiles, académicos, artísticos y culturales en general.

3. La Universidad es un espacio de construcción de conocimiento que cuenta con dinámicas propias que la diferencian de otros espacios, por tanto, la militarización, allanamientos y todo lo que impida su libre desarrollo va contra la idea misma de universidad.

4. Nos oponemos a la utilización de la academia como una herramienta represiva o de chantaje.

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