Franja de discusión 9 de noviembre de 2012
“El problema del paramilitarismo en la ciudad de Medellín”
Esto
genera la existencia de barrios de invasión, de grandes cordones de
pobreza que además se convierten en sectores marginados y excluidos.
Estas zonas excluidas de la ciudad sufren entonces por su naturaleza
muchas veces invasiva, el abandono del estado y una total desinstitucionalización.
Con el creciente desarrollo del negocio del narcotráfico, en la década de los 80s y los 90s, y la naciente prosperidad de Pablo Escobar en este negocio perfiló el nacimiento de una Medellín distinta, una Medellín asociada a la violencia y a la guerra; una Medellín desinstitucionalizada.
La inexistencia de las instituciones estatales deja grandes vacíos en amplias zonas de Medellín y minimiza la posibilidad de las administraciones de darse credibilidad dentro de estas zonas; principalmente porque nunca han tenido interés en solucionar los problemas de las comunidades y en consecuencia porque nunca han estado presentes, de manera real, dentro de los territorios. Este grave problema le abre la puerta a la otra institución, la de los “narcos”, la de los “jibaros”, la de los sicarios.
Esta otra institución aun cuando está cargada de ámbitos violentos, se legitima dentro de los territorios, que fueron abandonados por el estado, y asumen entonces el control sobre los territorios. Los jóvenes entonces encuentran, en esta nueva institucionalidad, la oportunidad económica que les permitirá por fin la realización de los sueños que les está ofreciendo la farándula criolla.
Los jóvenes presa de la desesperanza de la falta de oportunidades, promovidos por la falta de educación toman el camino fácil para darle salidas a sus necesidades económicas fundamentales, que no han podido ser satisfechas por los medios legales. Vemos como en la Medellín de entonces se empiezan a asesinar jóvenes que están inmersos del conflicto asociado a la red del narcotráfico.
El asesinato se vuelve sistemático y prácticamente se desaparece una generación completa de jóvenes en Medellín. Como podemos vivenciarlo plenamente, las problemáticas no han cambiado. La Medellín de ese entonces se mantiene, pero se mantiene por otros medios. Hoy se mantiene la violencia, se ha agudizado, se mantiene la pobreza, la marginalización, la exclusión y también se mantiene como caldo de cultivo a jóvenes sin acceso educativo y también de manera más preocupante sin oportunidades. Igualmente es imposible separar el conflicto urbano, del conflicto que se ha venido presentando en todo el país con la guerrilla y con los paramilitares.
Quedan muchas preguntas abiertas, sobre el actuar paramilitar, la represión del estado, el asesinato sistemático, la persistencia del narcotráfico, la persistencia de una nación fundada en el odio que estigmatiza procesos y que señala los procesos democráticos y/o subversivos de que están asociados a los movimientos guerrilleros.
Finalmente vemos con esperanza la existencia de estos debates y el reconocimiento de la situación de la ciudad, vemos con esperanza las ganas y la posibilidad de las nuevas generaciones de estar informados, y de querer trabajar plenamente por la construcción de una sociedad distinta.
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