“Gobernados y/o escolarizados” Alberto Martinez Boom

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Sabemos que el sujeto moderno es un sujeto escolarizado. Pocos sectores de la población se sustraen a los procesos de escolarización social, pocos por no decir ninguno reclaman para sí la no escolarización. ¿Qué significa escolarizar? ¿Cuáles son sus límites? ¿Qué efectos, tensiones y fracturas produce? Son preguntas que este diagnóstico contemporáneo exige tramitar. Con independencias de obediencias institucionales, de ataduras epistemológicas y de los dictámenes filosóficos interesa comprender lo qué nos pasa después de haber reclamado durante mucho tiempo, la modernización social a través de la educación. O, mejor, de la escolarización.

Hablar hoy de educación alude necesariamente a un análisis en el que entrarían en sintonía los sistemas educativos, la primacía ganada por el aprendizaje y las consecuencias, a toda escala, de la escolarización. La vieja promesa de que la educación nos sacaría de la barbarie continúa sin cumplirse pero aun expresa un alto optimismo en esa relación de causa y efecto que conectaría los valores de la modernidad (libertad individual, progreso y razón) y la entelequia de una educación obligatoria (ciudadanía, desarrollo y cultura).
Por eso, nos preguntamos por lo que hace la escolarización respecto de fenómenos frecuentes en sociedades escolarizadas como: violencia, drogadicción y corrupción. Pero desde una perspectiva macro también inquirimos respecto de los efectos de la escolarización en los estados nacionales: Si bien desde distintas disciplinas se esta intentando dar cuenta de esta problemática, es necesario introducir desde la pedagogía una reflexión que demanda la sociedad actual, mucho más porque es en la escuela donde estos asuntos tienen mayor vigencia.
Sabemos también que la escolarización es una forma histórica que adquiere la educación a finales del siglo XVIII. Forma en la que intervienen múltiples relaciones y fuerzas: el Estado, la familia, los partidos, el poder moral, las resistencias, los poderes políticos, en fin, campo de lucha que hace de la escolarización una forma del gobierno de los individuos. Ese gobernar alude a maneras más o menos sistematizadas y reguladas de poder que conceptualizadas más allá de la simple dominación muestran hoy formas de razonamiento capaces de eliminar la coerción a través de una regulación de las conductas y los deseos; por la aplicación de ciertos medios y técnicas apropiadas. Gobernar desde la individualidad actual es, con toda certeza, un problema muy diferente a gobernar desde la docilidad corporal de la vieja disciplina.
La gubernamentalidad es un concepto abarcador, multidireccional, lo mismo ocurre con la escolarización. La conferencia propone a partir de la evidencia historiográfica acumulada durante décadas de investigación, una teorización de estos conceptos y sus virtuales interrelaciones como dispositivos, como líneas de fuerza y como formas productivas que construyen sus propias dinámicas de expansión, velocidad y alcance.
Proponer herramientas para pensar el presente no significa, lamentablemente, que se tenga la solución a los problemas existentes: comprender un problema no significa brindarle solución. Este análisis que articula lo histórico con lo sociológico y lo político muestra el valor de pensar estas relaciones en términos de multiplicidad, inmanencia y contingencia, examinando las relaciones existentes entre unas estrategias de poder y unas formas históricas de educación.

Abordar la escolarización como objetivación específica supone poner en relación aquella experiencia institucional, subjetiva y legal con una racionalidad política y económica cuyos efectos se visibilizan en el orden del gobierno, de la producción y de la integración social. La experiencia de la escolarización en nuestros países favoreció el control social diferenciado sobre grupos poblacionales específicos: escolarizar la infancia, escolarizar los analfabetos, escolarizar a los marginados, escolarizar a los trabajadores, y conforma una matriz de individualidad modelada que haría parte de lo aquí llamamos el archivo del poder.

En la escolarización se resume, articula, ordena y expresa mucho de lo que la educación tiene en tanto forma de gobierno de los individuos y de las poblaciones. La escolarización constituye una forma singular y específica de racionalización de la acción humana y de la acción educativa, pero también es una estrategia que expresa políticas estatales. Las relaciones de poder son ejercidas bajo diversos mecanismos, en mucho casos poco visibles, que a su vez incorporan funciones positivas (ejercicio de los derechos, acceso a manifestaciones de la cultura, prácticas de lectura y escritura, uso de la libertad, etc.) al tiempo que también disciplinan, corrigen, domestican y configuran al sujeto moderno. Las relaciones de poder que se ejercen en la institución educativa (lo micro) como también en los ámbitos más generales de la sociedad (lo macro) no necesariamente funcionan como un tipo de dominación y domesticación de la conducta sino también como un ejercicio productivo, económico, inclusivo y potenciador.

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