Algunas reflexiones sobre la Reforma a la ley 30
Y se dejo venir otra vez, nuevamente una arremetida neoliberal contra la educación superior pública en Colombia. Esta vez lleva el nombre de reforma a la ley 30, golpe directo a la financiación de la Universidad. Disfrazada con buenas intenciones se viene como los decretos de emergencia social a la crisis de la salud, una solución que ahonda aun más el problema.Y no es que la ley 30 no necesite ser reformada, pues es evidente que las universidades ya no responden a las mimas dinámicas de cobertura, investigación y docencia que asumían en 1992. Sin embargo los estudiantes vemos con preocupación que no será esta reforma que tiene su génesis en un gobierno que constantemente ha tratado de resquebrajar lo que ha sido la construcción de educación publica en el país en función de las dinámicas del mercado, la que vaya a sacar a la U publica de la crisis por la que en este momento atraviesa.
Dicho documento de reforma, presentado y defendido ampliamente por la ministra de educación, fiel servidora del régimen privatista del gobierno actual; pretende que la asignación de presupuesto dependa de las paupérrimas cifras de crecimiento económico del país y además como si se tratara de una madre vigilante y controladora establece el uso y el destino que las universidades deben darle a esta platica. Me pregunto entonces ¿donde queda la autonomía financiera de la universidad? ¿ O es que acaso el sistema universitario volverá a ser el mismo del siglo XVIII cuando era controlado vigilado y castigado? Y ¿Cuál es el aporte real de esta reforma en términos de financiación a la solución a la crisis universitaria? Es normal que todos tengamos estas y más preguntas cuando este documento realmente no plantea ninguna salida.
Como movimiento estudiantil de este momento histórico en el cual los intereses privados y del mercado bajo la forma y con el poder de un gobierno de derecha tratan de permear cada vez más el alma de nuestras universidades y de esta forma desdibujar el sentido de la Universidad, hemos dado diferentes luchas tratando de evitar la extinción del concepto de universidad que nos ha formado, nos ha hecho seres libres de pensamiento capaces de romper esquemas y de crear conocimiento transformador en todos los aspectos de la ciencias y el arte. Cada uno desde su subjetividad se ha vinculado en algún momento a la causa estudiantil. Dando o escuchando un argumento en una asamblea, tratando de entender las problemáticas en una conversación entre amigos, leyendo un comunicado sobre los temas álgidos del momento, participando de una movilización o gritando una consigna en defensa de la U, hasta desde la misma oposición y crítica abierta, las cuales nos permite caer en la cuenta de nuestros errores, refrescar nuestros argumentos y de esta manera fortalecernos. Es por esto que la experiencia nos debe enseñar que la reforma a la ley 30 no es el primero ni el ultimo intento del gobierno neoliberal por cambiarle el rostro y la esencia a las universidades publicas. Así pues esta coyuntura nos debe servir para fortalecernos, para pensarnos como individuos partes de un todo, inmersos en un mundo que nos pide a gritos asumir nuestro papel creador y transformador critico y propositivo. Se trata de no pasar por el mundo sin atreverse a pelear por lo fundamental, en este caso por una educación de calidad y científica. Esta lucha será El legado para quienes vienen detrás y heredaran como nosotros la responsabilidad de proteger, no un interés estudiantil sino un interés de la humanidad que ahora más que nunca necesita una educación que sea la base para su formación como seres criticos, forjadores del cambio que a gritos se clama.
¡Por la reivindicación de la libre cátedra y el libre pensar!
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